Encabeza, como siempre, la Ronda, anunciando a golpe de sonido prehistórico al Crucificado.
Nuestro Guión; le siguen los cofrades y el Confalón de nuestra Cofradía Hermana de la Santa Vera Cruz y Confalón de Astorga; el Guión de Santa Marina la Real; nuestro antiguo crucificado, que es portado a modo de homenaje por cinco Hermanos hasta el Acto del Desenclavo; y después, toda una serie de Bandas y Hermanos escoltando y acompañando los tronos del Santo Cristo del Desenclavo, el túmulo mortuorio donde será depositado una vez descendido de la Cruz, y Nuestra Madre María Santísima del Desconsuelo, cerrando el cortejo.
Desgarra el corazón la imagen de Nuestra Madre caminando muy despacio tras su hijo clavado en la Cruz.
La tristeza se va borrando lentamente cuando se vislumbra la Puerta del Perdón de San Isidoro.
Los Hermanos se preparan para conducir delante del tímpano románico a Cristo. La tarde se presenta cálida y tranquila. En la plaza isidoriana no cabe un alma pero no se oye ni la respiración de la misma. Sólo una ligera ráfaga de aire consigue levemente enarbolar los estandartes de la Cofradía colocados en los balcones de la plaza