DESENCLAVO

Ronda

Lirico Pasional

«Es preciso mantener la ilusión del primer año para que esta Ronda, que ya se ha hecho un hueco y es objeto de atención y seguimiento por un público fiel, siga cumpliendo convocatorias, y que lleve un nombre propio convirtiéndose en el memorial hacia una persona que en el pasado haya hecho de la Semana Santa un objetivo de esfuerzo y dedicación.

No es difícil encontrar un nombre, hay muchos leoneses que cumplen los requisitos y no merecen caer en el olvido de los tiempos»

Luis Pastrana Giménez.

HISTORICO

Es la primera hora de Jueves Santo y León observa el recorrido del fuego, el púrpura y el negro; es la Ronda Lírico Pasional.

El cielo de León recoge el manto de la medianoche que abandona al Miércoles Santo, y un grito de carraca vuelve a romper el silencio; el estruendo de la matraca ahuyenta las estrellas; dos baquetas anuncian el desgarrador llanto de una corneta, y por San Guisán desafían a las tinieblas doce llamas de luz, doce apóstoles desenclavadores. Corrales y callejuelas se empapan de romanticismo y los vetustos muros y sillares abrazan la juventud del ladrillo y la teja para escuchar antiguas gestas, para no olvidar lo que corre por su memoria, la que sólo ellos conocen. Nuestra memoria olvidada revive en manos de la Fe y los que hicieron la Historia de nuestro Pueblo. Y es que es evento exclusivo, este peregrinaje por los rincones más escondidos del recuerdo de la ciudad, que busca esencialmente, dotar a la Semana Santa de un acto originado de la tradición con lo religioso y lo cultural, y que dé a los Hermanos de la Cofradía y a los leoneses en general, una visión de la ciudad en estos días, una imagen seria, apoyada por la intervención de insignes leoneses. Éstos, asignados con el título de Mantenedores, suponen el motor de la Ronda. En el sentido estricto de la palabra, observamos que se trata de algo cultural y religioso. No es un acontecimiento puramente espiritual, pues se concentra mayormente en un sentido cultural a través de la literatura y la historia, un transcurrir del tiempo meramente local y leonés. Pero el hecho de recorrer el barrio de las altas torres, un discurrir hacia notas de teología, escoltadas por hermanos de hachón con el hábito procesional, confiere al conjunto una reflexión.

Es un recorrido por el barrio de Santa Marina o aledaños del casco antiguo, elegido por el Mantenedor, el cual, hará una serie de alocuciones en determinados puntos del recorrido, refiriendo los más variados aspectos, anécdotas, poemas, historias, etc… relacionados con el punto o «estación» elegida.

A las doce en punto de la noche saldrá de la Iglesia de Santa Marina la Real la comitiva en el siguiente orden: la encabeza siempre uno o dos Seises vestidos de calle que guiarán al resto de participantes. Les seguirá la Ronda de la Cofradía propiamente dicha que está compuesta por el Guión de la Ronda, un tambor destemplado, una corneta, una campanilla, una carraca y una matraca. Les sigue el Guión de la Cofradía y doce Hermanos dispuestos en fila de a dos portando un hachón o antorcha.

Todos ellos irán ataviados con el hábito reglamentario y con capillo. Les seguirá el Mantenedor de la Ronda flanqueado por el Hermano Mayor y el Secretario de la Cofradía vestidos de calle y con sus varas. El público, normalmente, sigue la comitiva o la espera en los puntos elegidos para las alocuciones. Al final del recorrido, el mantenedor hará entrega al Hermano Mayor o al Secretario del texto de la Ronda para que conste en los archivos de la Cofradía.